lunes, octubre 01, 2007

Nadie muere de amor

Esa ha sido por fin la conclusión, nadie muere de amor, pero definitivamente ando enfermo por la tristeza.

Es increible ver cómo responde el cuerpo a situaciones pscológicas contradictorias o adversas, cuando la situación se vuelve en tu contra y todo empieza a perder sentido, el cuerpo también reacciona y tal vez como mecanismo de defensa, comienza a trabajar a un ritmo diferente del acostumbrado, te quita el sueño, el hambre, tienes malos sueños, malos pensamientos, rabia... todo para que uno se aleje de lo que lo está dañando y vuelva a su ritmo normal o para nosotros, que nos consideramos seres sapientes, resolvamos el conflicto y volvamos a una inestabilidad manejable (o estabilidad, como quiera llamarlo).

Hay días en los que cualquier detalle genera una reacción en cadena que finalmente maltrata el cuerpo, da gastritis, dolores, males, enfermedades, en fin, todo tipo de expresiones del cuerpo tratando de avisar que algo anda mal (como si uno no lo supiera), y todos los miedos e inseguridades se juntan para salir a flote.

De nuevo caminando agachado, por que el piso no te hace mala cara y pq así nadie tiene q verte débil, frustrado y sin esperanza.